viernes, 9 de septiembre de 2011

Un spa en casa

Hoy vamos a relajarnos. Mientras aplicamos los cambios de ayer durante la semana y conseguimos ir corrigiendo malos hábitos, vamos a dedicar un ratito a cuidarnos.

Mira tu agenda, o repásala mentalmente, y busca un par de horas libres esta semana solo para ti. Vamos a recrear un spa casero, crearemos el entorno adecuado y nos haremos unos tratamientos sencillos.


Para tu spa casero necesitas (consúltame si no tienes o no puedes adquirir algún elemento, a ver cómo lo sustituimos):

-          Sales de baño o una bomba de baño si tienes

-          Gel de baño

-          Limpiadora facial

-          Aceite de Oliva (sí, nos sirve el de la cocina)

-          Esponja de mango para la espalda

-          Sal

-          Azúcar

-          Un cuenco

-          Cepillo de uñas

-          Piedra pómez

-          Velas, mejor si son aromáticas

-          Reproductor de música con altavoces (si no tienes la oportunidad de llevar uno al baño, recuerda que el silencio también es muy relajante)

-          Toalla de manos

-          Toalla o albornoz de baño

-          Crema hidratante corporal

-          Tónico facial

-          Crema hidratante facial

Ya tenemos todo lo necesario para preparar nuestro spa casero, tenlo todo a mano en la repisa de la bañera antes de comenzar.

Relax y cuidados en sólo 10 pasos:

1.       Lo primero que haremos será llenar la bañera con agua templada/caliente, al gusto. Llénala a la mitad para que tengamos espacio suficiente al ir realizando los tratamientos. Cuando le falten aproximadamente cinco minutos, añade al agua la bomba o sales de baño y enciende las velas. Prepara también la música, debe ser tranquila e instrumental. Mientras se llena la bañera utiliza la lima para arreglar y dar forma a las uñas (manos y pies) antes del tratamiento.



2.       Con todo listo nos metemos en la bañera. Enrolla la toalla de manos y utilízala como almohada para reposar la cabeza.




3.       Relájate unos 10 minutos, disfrutando del ambiente. En este tiempo es importante que despejes tu mente, trata de no recordar preocupaciones, olvídate de qué vas a preparar de cena o cuanto trabajo tienes al día siguiente. Céntrate en los sonidos, el aroma de las velas y sales, nota como el agua relaja tu cuerpo, céntrate en ti.



4.       Tras 10 minutos de reposo comenzamos con una exfoliación corporal. Mezcla gel de baño y un puñadito de sal (hazlo en el momento que comiences la exfoliación para que no se deshaga mucho la sal). Esta mezcla va muy bien pero si tienes un exfoliante corporal que te gusta y te apetece usar ¡adelante! Vete dando un masaje exfoliante de abajo – arriba centrándote en rodillas, codos, pelitos enquistados en las piernas, etc…, comenzando en los pies y terminando con los brazos. Utiliza la esponja de mango para exfoliar la espalda.



5.       Una vez exfoliadas y suaves nos vamos a centrar en los pies. Utiliza la piedra pómez para masajear las durezas que ya se habrán ablandado con el tiempo que llevamos en agua caliente. Limpia las uñas con el cepillo de uñas. Después mezcla en el cuenco un poco de aceite de oliva y azúcar, con esta mezcla masajea suavemente las uñas, una a una hidratándolas bien dejando que la pequeña exfoliación que hace el azúcar al masajear las limpie de pellejitos y ablande las cutículas. Cuando termines vuelve a meterlos en el agua para que vayan aclarándose.



6.       Abrimos un poco el grifo y nos lavamos bien las manos. Ya que vamos a comenzar con un pequeño cuidado del cutis. Mezcla tu limpiadora facial con un poco de sal (pieles grasas/mixtas) o de azúcar (piel seca). Realiza masajes en círculos mientras vas exfoliando cara y cuello. Al terminar, aclara con agua limpia.



7.       Ahora dedica un momento a repasar manos y uñas. Mezcla, de nuevo, un poco de aceite de oliva y azúcar y utilízalo para masajear a conciencia manos y uñas. Las dejarás suaves, exfoliadas e hidratadas.



8.       Es el momento de salir de la bañera, date una ducha rápida para aclarar los restos de aceite y gel exfoliante. Finaliza la ducha con agua fría, en círculos de abajo hacia arriba.



9.       Envuélvete en una toalla y sécate sin frotar, simplemente empapando el agua. Con la piel todavía húmeda aprovecha para hidratar el cuerpo, con la crema corporal que hayas elegido. Puedes aprovechar para hidratar bien los pies y ponerte unos calcetines de algodón, al día siguiente ¡los tendrás ultrasuaves!



10.   Como ya tienes la cara limpia y exfoliada, aplícate un tónico fácial a golpecitos con un algodón (mejor si antes lo has metido en la nevera, el frío te relajará la piel y cerrará los poros). Después del tónico aplica tu crema hidratante habitual.

¡Ya estás lista! Cuando tengas oportunidad, una vez por semana o una vez al mes, aprovecha y monta tu propio spa casero. Cuerpo y mente te lo agradecerán.

1 comentario:

  1. Gracias por pasarte por mi blog, q lastima que ahroa los pisos modernos no tengamos bañera :(

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